CÁRCEL DE MUJERES
ha querido quitar, porque, según él, no es decente lo que yo hago.”
“ .... cd
—““¡Ni pienso exigirle que me los reconozca! ¿Para qué? ¿Para que me los quite?... Déjelos así no más. Yo vivo ahora con un muchacho de Mataderos. Pensá- bamos que con un año de trabajo mío, nos íbamos a poder arreglar; pero han ido mal las cosas. Ya vé, con ésta son doscientos pesos de multa que he pagado en seis meses.”
—“Vivo en una casa de socialistas dónde, claro, no saben lo que yo hago. A las nueve de la noche me vis- to, hago dormir los pibes y luego me voy a mi recorri- da. Por noche me hago de treinta a treinta y cinco pe- sos. No vaya a creer que estoy enferma. ¡Siempre tomo mis precauciones! ¿Quiere conocer a mi marido?”
Muestra una fotografía, hecha con motivo de una peregrinación a Luján. Miro y veo un muchacho sim- pático. Parecen una sencilla pareja proletaria. Ellos quieren progresar y su lógica es burguesa. Ella se prostituye y él roba.
Estamos sentadas cerca de la Capilla. Se celebra el mes de María. Las recluídas cantan con unción ejemplar:
ias: 6L cas
