ANGÉLICA MENDOZA
Nos hemos reconocido y con una cordialidad cálida, comentamos la causa de la detención: Una manifesta- ción femenina que pedía “pan y trabajo” en Parque Patricios disuelta a sablazos por la Policía.
Pasamos entre las mujeres que chillan.
—“ Chicas, chicas! ¡Vayan a dormir! ¡No vaya a ser que se corrompan con nosotras !”
Risotadas acompañan la provocación.
Nos hemos repartido en los dos dormitorios. Dos de las compañeras abajo con Encarnación y tres arriba conmigo.
Todo el mundo está en el lecho.
Entra la madre Concepción y ordena rezar. Perma- necemos mudas.
Luego se acerca y pregunta en voz baja a las tres compañeras si quieren tomar algo. Las tres rechazan. Me ofrezco a traer algo, un poco de café tal vez.
Y la gallega guardiana me ha gritado.
—“ ¡Callate vos! ¡Has cobrao bríos porque han ve- nido tus compinches!”
la religiosa no ha eshbozado ni el gesto de una crí- tica Luego las mujeres han festejado el acontecimiento.
—"“¡ Chicas; a mí también me trajo Lugones!
-—“Yo también estoy por Orden Político, ¡Soy re- volucionaria !”
—“!De la cama, ché!...”
Y la jarana llena por completo el galpón.
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