CÁRCEL DE MUJERES
Además de clasificarlas policialmente les obliga a la multa.
—¡Claro!... Las persigue y las explota «lespués de crearlas, pero no las destruye, porque sino nabría que echar abajo todo eso, de la propiccad. del ma- trimonio, de las clases. Usted sabe que hipócrita- mente procede así, la policía, el Estudo
—¿Y ustedes no creen que son pobres mujeres fracasadas que la miseria las ha obUgado a esa vida?
—No es que creemos, sabemos. Miseria del pan, vida miserable en el conventillo, envilesimiento pau- latino por el abuso de los patrones, de los capata- ces de fábrica, de los jefes de oficina, de los niños bien. Luego se forma una nueva manera de ver las cosas: hay que vivir y es fácil y cómodo ganarse el pan sin mayor esfuerzo. ¿Piensa distinto un empre- sario cualquiera?
—Yo pienso como anarquista que la prostituta es una hermana nuestra. Odia la policía.
—Si luchara con nosotros, lo sería. Perw desde ese instante dejaría de ser prostituta, sería obrera en una fábrica, empleada o sirvienta. Pierda cuidado En- carnación, que esá mujer se cuida mucho de que se sepa que es burguesa. Usted dice que odia a la policía, es cierto. ¡Pero qué motivos distintos tiene para odiar- la, a los que puede tener cualquier obrero torturado por el crimen de haberse organizado y protestado de su explotación !”
—Sin embargo sigo pensando que habría que ha- blarlas y convencerlas!...
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