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bajos y famosos enojos nadie nos los viene a traer, sino que nosotros nos los imos (1) a buscar; y paresce (2) esto claro en que nos metemos en negocios tan enconados y tan mal digestos que no podemos salir dellos sino lastimados o descalabrados.

Muchos cuentan que tienen enemigos y no se acuerdan de contar a sí entre ellos, como sea verdad que no aya hombre en el mundo que tenga a otro por mayor enemigo como os cada uno de sí mismo; y el mayor daño que en esto ay es que, so color de quererse aprovechar y mejorar, yo mismo a mí mismo me echo a perder. Preguntado el filósofo Neótido que quál era el más sano consejo que entre todos los consejos un hombre para sí podía tomar, respondió: No ay para el hombre otro tan sano consejo como es pedir a otro consejo y no fiarse de su parescer propio, Discreta respuesta y aun famosa doctrina fué la deste filósofo; porque en esta vida ninguno puede hallar tan gran tesoro como el hombre que halla a sí mismo; y por el contrario, ninguno tanto pierde como el que a sí mismo de sí mismo se pierde. Los hombres cuerdos, más de sí que no de otros han de andar sospechosos y recatados; porque al mejor tiempo la vida los engaña, los males los saltean, los pesares los prendan (3), los amigos los dexan, persecuciones los acaban, descuydos los atormentan, sobresaltos (1) Imos: vamos.

(2) Parecer; aparecer.

(3) Prendar: empeñar, sacar prenda para satisfacer algún daño o para seguridad de una deuda