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case, dize que no puede ver llorar muchachos. Si le aconsejamos que guarde continencia, dize que es intolerable la soledad. Si le aconsejamos que aprenda officio, dize que no desciende él de tales parientes. Si le aconsejamos que aprenda letras, dize que es flaco de cabeça. Si le aconsejamos que se retraiga ya a su casa, dize que no se hallará sin conversación. Presupuesto que es verdad, como es verdad, todo esto, nadie deve consejar a nadie en cosa que toca a honra o al reposo de su vida; porque después más se quexará el tal de lo que entonces le aconsejavan que no de lo que después padesce.
