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hazen, no son otros sino los que retraen sus cuerpos de muchos vicios y refrenan sus coraçones de vanos desseos; porque nuestro cuerpo esnos en la compañía más que vezino y en los apetitos más que enemigo. Más trabajoso es de refrenar el coraçón que no de governar el cuerpo; porque el cuerpo cánsase de pecar, mas el coraçón nunca de dessear. Al cuerpo luego le conoscemos la condición y aun la complisión; mas al traidor del coraçón nunca le acabamos de entender, y mucho menos de contentar; porque a cade passo nos fatiga que le demos una cosa y dende (1) a dos días está ya enhastiado della. O quán difficultoso es de conoscer el coraçón del hombre!; lo qual paresce muy claro, porque muchas vezes nos haze entender que la hipocrisía es devoción, la ambición que es grandeza, la escaseza (2) que es grangería, la crueldad que es celo, la desemboltura que es eloquencia, la estrañeza que es severidad, la locura que es gra vedad y la disolución que es diligencia. No pocas, sino muchas vezes suele un hombre dezir a otro:

Andad, que bien os conozco yo a vos no sólo lo que hazéis, mas a un sé lo que pensáist: como sea verdad que él mismo no conosce a sí mismo y presume de conoscer al otro. De todo esto se puede coligir que cada uno trabaje (3) de conoscer a sí mismo; y si viere que su condición es ambiciosa, bulliciose, codiciosa e inquieta, estése en la corte y muera en (1) Dende: desde.

(2) Escaseza: cacases.

(3) Trabajar de: trate de.