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sano; porque si todas las affrentas y disfavores y sinsabores que a uno hazen en la corte se para a las pensar y piensa de las vengar, téngase por dicho que en solas las que rescibió en un mes terná que vengar en diez años. El que dexare la corte, de tal manera la ha de dexar, que sea para jamás a ella bolver; porque si a ella torna y de estar en su casa se cansa, como a hombre oleado le emos de tener ya por perdido. El que pecó y se enmendó y tornó a pecar, más peca que antes pecava; por semejante manera, el que fué a la corte y de xó la corte y se tornó a la corte, digo que no es el mejor de la corte; porque el tal no tornó con intención de enmendar la vida, sino de mejorar su hazienda y su persona. Tornando, pues, a nuestro propósito, es de saber que si a un hombre anciano preguntássemos el discurso de su vida y él nos dixesse todo lo que ha emprendido, hablado, acometido, pensado, buscado, hallado, perdido, acertado y errado, todos le diríamos que no avía sido su vide sino una muy disimulada locura. Perdone el lector que esto le yere al auctor que lo dize y a la pluma que lo escrive, es a saber, que no ay hombre tan prudente en esta vida que no tenga un resabio de locura; y si llaman a uno sabio y a otro loco, no es porque él no es también loco como el otro, sino porque el otro sabe mejor encubrir su locura que no él (1). Si algunos ay que aciertan en lo que (1) Asl construida la frase resulta falso el pensamiento. Parece que debiera decir: sino porque él sabe mejor encubrir an locura que no el otro.