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ros son causa para abstenerse un hombre de los vicios; el qual después que se va a su casa haze cosas tan feas que son dignas de murmurar y mucho más de castigar. Muchos ay que se van de la corte por estar más ociosos y ser más viciosos; y de los tales no diremos que como buenos se van a retraer, sino a buscar más tiempo para pecar. Ora por no ser acussados, ora por no ser infamados, muchos se abstienen en la corte de ser viciosos, los quales después que de allí salen y se van a su casa ni para con Dios tienen consciencia ni aun de la gente han vergüenza. Ante todas cosas combiene al que sale de la corte dexar en ella las parcialidades que siguió y las passiones que cobró; porque de otra manera sospirará por la corte que dexó y llorará por la vida que tomó. No se niega que en la corte no aya ocasión para uno se perder y que en su casa ay más aparejo (1) para se salvar; mas al fin poco aprovecha al cortesano que mude la región si no muda la condición. Quando dize el cortesano: Quiérome ir a mi tierra a retraer, y quiérome ir a mi casa a morir, bien le perdonaremos aquella promesa; porque abasta al presente que se retraiga a bien bivir sin que se determine morir.

Kata nuestra vida mortal ninguno tiene licencia de aborrescerla, mas tiene obligación de enmendarla. Quando el sancto Job dezia: Taedet animam meam vitae meae, no le pesava porque bivía, sino porque no se enmendava. El que dexa la corte y se (1) Aparejo: disposición.