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Fa previlegio de aldes que para todas estas cosas a ya en ella tiempo quando el tiempo es bien repartido; y paresce esto ser verdad en que ay tiempo para leer en un libro, para rezar en unes horas (1), para oyr misse en la iglesia, para ir a visitar los enfermos, para irse a caza a los campos, para holgarse con los amigos, para passearse por las eras, para ir a ver el ganado, para comer, si quisieren, temprano, para jugar un rato al triunfo, para dormir la siesta y aun para jugar a la ballesta.

No gozan deste previlegio los que en las cortes andan y en los grandes pueblos biven; porque allí lo más del tiempo se les passa en visitar, en pleytear, en negociar, en trampear y aun a las vezes en sospirar. Como dixessen al emperador Augusto que un romano muy entremetido era muerto, dizen que dixo: Según le faltava tiempo a Bíbulo para negociar, no sé cómo tuvo espacio para se morire.

Es previlegio de aldea que el que tuviere algunas viñas goze muy a su contento dellas, lo qual paresce ser verdad en que toman muy gran recreación en verlas plantar, verlas binar, verlas cubrir, verlas cercar, verlas vardar (2), verlas regar, verlas estercolar, verlas podar, verlas sarmentar, y sobre todo, en verlas vendimiar. El que mora en el aldea toma también muy gran gusto en gozar la brasa de las cepas, en escalentarse a la llama de los ma(1) Horas: brito u devocionario.

(2) Bardar: poner bardas en las paredes o tapias.