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tiene necessidad de quien le lleve la falda, de poner estrado (1) en la iglesia, de embiar delante sí el almohada, de llevar consigo ama y donzella, de escudero que la lleve de braço, de paje que le dé las horas ni de bachiller que lleve a los hijos; aunque no dexaremos de dezir que son algunas tan locas y vanas que tan galanas se quieren poner en el aldea delante las labradoras como si fuessen a palacio a ver las damas. El bien del aldea es que por solo y desacompañado que vaya uno a visitar al vezino, a oyr su misa, a podar la viña, a ver ia heredad, a reconoscer el ganado y a requerir al yuguero (2), grangea (3) su hazienda y no pierde nada de su honra.

Es prévilegio de aldea que cada vezino se pueda andar no solamente solo, mas aun sin capa y sin manteo, es a saber, una varilla en la mano, o puestos los pulgares en la cinta (4) o bueltas las manos atrás. No pequeña, sino grande es la libertad del aldea, en que si uno no quiere traer calças (5) trae çaragüelles; si no quiere traer capa, ándase en cuerpo; si le congoxa el jubón, afloxa las agujetas; si ha calor, ándase sin gorra; si ha frío, vistese un zamarro; si llueve mucho, embístese un capote; si le pesa el sayo, ándase en calças y jubón; si ha ze lodos, cálçase unos zancos; y si ay algún arroyo, sáltale con un palo. El pobre hidalgo que en el (1) Estrado: el lugar donde las señoras se asientan sobre cojines.

(2) Fuguero: el que ara con la yunta.

(3) (4) Cinta: cintura.

Granjear: negociar, adquirir.

(5) Calzas: vendas que se rodeaban al tobillo y pantorrilla.