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CAPITULO VIII

QUE EN LAS CORTES DE LOS PRINCIPES TIENEN POR ESTILO HABLAR DE DIOS Y BIVIR DEL MUNDO.

En la corte, como no ay justizia que tome las armas no ay campana que taña a queda (1), no ay padre que castigue al hijo, no ay amigo que corrija al próximo, no ay vezino que denuncie al amancebado, no ay fiscal que acuse al usurero, no ay provisor que compela a confessar, no ay cura que llame a comulgar; el que de su natural no es bueno, gran libertad tiene para ser malo. En la corte, si quiere uno adulterar, ay factores (2) que lo negocien; si quiere vengar injurias, ay quien tcme por él la mano; si quiere banquetear, a cada paeso hallará glotones; si quiere públicamente mentir, no le falta con quien lo apruebe; si se quiere amotinar, assaz hallará de apassionados; si quiere jugar lo que tiene, hallará tableros públicos; si quiere darse a hurtar, hallará hombres de gran sutileza; si quiere jurar falso, hallará quien se lo pague; si quiere no ir a la iglesia, no avrá quien dello le acusse; finalmente, digo que si quiere darse a los (1) Queda: señal que se hacia a clerta hora de la noche, para que todos se recogiesen a sus casas y se aquietssen.

(2) Factor: encargado de compras y otros negocios.