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CAPITULO IX

QUE EN LAS CORTES DE LOS PRINCIPES SON MUY POCOS LOS QUE MEDRAN Y MUY MUCHOS LOS QUE SE PIERDEN.

En la corte poco aprovecha que sean los hombres cuerdos si por otra parte son mal fortunados; porque allí los servicios se olvidan, los amigos faltan, los émulos crescen, la nobleza no se admite, la sciencia no se conosce, la cordura no aprovecha, la humildad no luze, la verdad no se consiente, la babilidad no se emplea, el consejo no se rescibe, ni aun el nescio no se conosce. El minero (1) más rico y la alquimia que más aprovecha en la corte es ser el cortesano bien fortunado o ser privado del privado. En la corte, no sólo se mudan las complisiones, mas aún las condiciones. Para provar esta sentencia no hemos menester a Platón que lo diga ni a Cicerón que lo jure, pues vemos de cuerdos tornarse locos; de mansos, presumptuosos; de abstinentes, golosos; de pacientes, mal acondicionados; de nobles, maliciosos; de pacíficos, reboltosos; de callados, chocarreros; de honestos, amancebados; de ocupados, vagabundos, y aun de (1) Minero: veta, filón.