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ANTIGUO MÉXICO Y SUS PROVINCIAS PERDIDAS.

y en Puebla; y algunos pocos en las catedrales de los mismos lugares, aunque apenas pueden verse, desde sus posiciones desventajosas. Buenas fotos no deben buscarse en las iglesias. Sin duda alguna vez fueron numerosas, pero han sido saqueadas del país por los invasores y otros y encontró un mercado rentable en el extranjero.

II.

En escultura hay talento correspondiente a la pintura. El sistema señorial de entierro, en los panteones, se presta a la escultura y proporciona oportunidades que con nosotros quedan relegados al fabricante de tumbas común. El panteón es una sólida ciudad de los muertos, amurallada, pavimentado y con patios y arcadas como una ciudad de los vivos. El monumento de mayor nota es el que, de Manuel Islas, esta en el Panteón de San Fernando, a Benito Juárez, "el segundo Washington" de su país, el antiguo Cura Hidalgo, habiendo sido el primero. Su efigie en mármol, tan realista y cadavérica que parece haber sido modelada de un modelo real en yeso, se encuentra en un mausoleo, con una figura de Fama agachándose. El realismo de la figura principal es casi repulsivo, pero es redimido por la gracia del ángel, y nadie puede negar a esta gran obra gran vigor y dignidad.

Los cuerpos no son enterrados, sino sellados en mausoleo, o en nichos en un muro, que presentan un poco el aspecto de un columbario romano. Algunos de los monumentos son del encantador ónix mexicano, con letras en dorado. He observado una con sólo las iniciales M. M. Eran atractivas a la curiosidad, y al preguntar encontré que era de Miramón, general en jefe de Maximiliano, que cayó por las balas de sus ejecutores, con su maestro, y el General Mejía, en Querétaro.