estados y su autogobierno local como ahora y simplemente enviar delegados a Washington para representarlos en asuntos nacionales, usted, como ciudadano mexicano, ¿se sentiría obligado a resistir, como si se tratara de la consumación de algo escandaloso y cobarde? ¿No es el disfrutar la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad la mayor ventaja, el objeto de un ser racional? ¿Hay alguna virtud en un Mexicanismo, Americanismo o anglicismo esencial, que deba ser preservado ante todo peligro?
Y, habiendo hecho muchas tales preguntas, traté, más allá, de explicar una opinión de que nos podemos estar acercando todos a un gran periodo cosmopolita, cuando seremos miembros de una República de Naciones y extranjeros, como tal, nunca mas serian temidos o despreciados.
"Eso está muy bien," dijo el coronel, obstinadamente, "ya que la ventaja es caer en tu lado; pero te digo que daría la sangre de mi corazón para no verlo."
Acerca del valor de su predicción, no tengo opinión; pero la seriedad de esta convicción acerca de los planes de los norteamericanos de tal fuente estaba llena de interés. Es considerada por la mayor parte del pueblo mexicano, y significa problema para las empresas, ya que deben aumentar por su propio éxito.
"¿Algún partido se ha escuchado, por usted, en favor de la anexión?" pregunté.
"No hay tal partido ", contestó.
"No hay ninguno que la favorecería — a menos que, singularmente, podría ser el partido de la iglesia. Vaya país protestante que eres, contigo ellos podrían disfrutar de una mayor libertad que aquí. Desde su represión en la guerra de la reforma no puede haber ningún convento, órdenes religiosas, ni escuelas monásticas; pero en los Estados Unidos, tengo entendido, podrían tener tantas como deseen".