Hace casi cuatro años, tuve ocasión, en una entrevista privada con un estadista distinguido en el poder, de indicar la probable interrupción de la dizque República, de lo que esto parece ser un síntoma premonitorio. La gente de las provincias de México ya no consentirá ser presa de los jefes de centrales, que hacen un París de la ciudad de México, y controlan la nación cuando tienen la llave de la capital. Distraídos, insatisfechos, divididos, fragmentados, cada uno, tal vez, establecerá para sí mismo— Zacatecas, Durango, Coahuila, California y el resto, yendo separados descontentos y establecerse en pequeños principados. Cada una de ellas, en el curso de pocos años, se convertirá en pequeños Méxicos. El veneno concentrado de toda la República será difuminado en un debilitado virus entre los dichos miembros. Cada cabeza cortada de la hidra original brotará en una imitación de serpiente, y aunque el ruido del cascabel de la serpiente puede no ser tan peligroso como el colmillo del monstruo, todavía la tarea final del águila, en el control de la camada peligrosa, será infinitamente multiplicada.
Pido permiso en escribir así de asuntos Mexicanos entendiendo claramente que no son para estimular la conquista de ese país o tratar de promover guerra y el espíritu de saqueo que ansiosamente buscaría en el dominio justo de la República invadida. Tal idea no es seriamente mío por un instante; pero es hora de que México debe despertar a un sentimiento de su propia posición, y es aún más importante definir claramente su futura política en relación con los asuntos de este continente y Europa.
Se ha afirmado recientemente por un escritor estadounidense que ha sido diezmada la provincia del Río de la Plata durante la administración del célebre Rosas, y el alegato es forzado por un extracto de las "Tablas de Sangre," del que el siguiente resumen se da por Don José Rivera Indarte.
Envenenado, | 4
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Gargantas cortadas, | 3,765
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Fusislado, | 1393
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Asesinado, | 722
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Muerto en batalla, | 14,920
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Muerto en pleitos, castigos Militares, &c., &c., | 1,600
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22,404
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"Durante las espantosas masacres de octubre de 1840 y abril de 1842, los jefes de ciudadanos bien conocidos desfilaron por las calles en carros, acompañados por música indecente y seguidos por los gritos de ¿quien comprará melocotones? ¿Quien comprará naranjas? Los cuerpos de otras víctimas fueron expuestos, desnudos, en el mercado público, las cabezas cortadas adornadas con cintas azul—etiquetados, '¡Carne con cuero!' Uno de los adornos de la sala de dibujo de Rosas, que ha sido vista una y otra vez por extranjeros de visita en su casa, es un envase de vidrio contenien-