manos á la obra; escribió en francés como en castellano; encontró en seguida editor que publicase la obra.
El gran Littré la recomendó al mundo científico en un prólogo notable. Littré había sido su maestro. Claudio Bernard le había enseñado la fisiología. Maspero le llama su discípulo querido. Cuando llevó su libro á Madrid, ya se había dado á conocer en el Ateneo de Barcelona y en las páginas de la Revista Contemporánea, de Perojo.
Era un español estimadísimo de las notabilidades científicas de Francia. Renán siente por él gran predilección. Charcot es su querido amigo. En Madrid no fué más que un catalán que había escrito un libro; un desconocido, uno que venía de París, porque Madrid no lee lo que pasa fuera, ni le da importancia á la ciencia moderna. Gener se volvió á París, donde debía echar los cimientos de su nombre, que ya está muy alto.
Es miembro de la Sociedad Antropológica de París, de la Zoológica de Zurich, de la Bibliográfica de Leipsik, redactor de la acreditadísima revista Le Livre, colaborador de la Revue politique et litteraire; ha traducido El Origen del hombre, del doctor Roberto Abendroth, y la obra de Proudhon De la justicia en la revolución y en la Iglesia.
Es doctor en ciencias; posee las lenguas orientales; habla cuatro idiomas; escribe á la vez en tres con facilidad suma. Honra, en fin, á España primero, y á Cataluña después, ó mejor dicho, á Cataluña solamente,