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Página:Morrison de Parker Padrino de Cecilia.djvu/75

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DE CECILIA 73

Cuando reconoció á Héctor y Eduardo se tranquilizó, pues ambos jóvenes eran muy amigos suyos.

— La hemos asustado é interrumpido, Ju- lieta — dijo Héctor después de saludarla.

— No importa, -—contestó sonriendo la jo- ven,--€es mejor que se haya ido, pues podría venir mi cuñado y diría que le estoy «des- honrado » la casa.

Julieta, dichas estas palabras tomó á Ceci- lía de la mano.

—No te descuides; te ha visto y puede contar --le dijo Eduardo,

— Pierde cuidado -- contestó la joven ale- jándose con su sobrinita.

Oigamos entre tanto, algo de lo que se conversaba en donde estaba reunida la fami- lia y dos señoritas amigas de la señora de Real. Una de ellas se dirigía en aquel mo- mento á Margarita, hablándole de un libro interesante que había leído.

—«¿Lo conoces? —le preguntó.

—No; pero lo he oído ponderar y tengo muchos deseos de leerlo.

— Puedo préstartelo, si quieres.

Real intervino, diciendo con rudeza :

— Voy á pedirle un favor, Clara, y es que no le preste más libros á Margarita. Desde que usted le ha inventado «eso de las lectu- ras» tiene la cabeza llena de novelas. Lo que