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uso en el comercio, sobre todo tratándose de acciones y de papel de crédito público.
- Derrumbe
- —Nadie dice, en América, derrumbamiento de un cerro, de una mina, de un puente, etc, sino derrumbe; pero sí decimos derrumbamiento de edificio, de casa, de techo, etc. ¿Porqué no habrían de coexistir las dos voces? En todo caso derrumbe no es más que síncopa de derrumbamiento.
- Desapercibido, a
- —En la acepción de inadvertido, a, se ha impuesto tanto en España como en América. Un amigo, hoy ausente del Perú, á quien censuraron en cierta ocasión el uso de desapercibido, consagró algunos meses á recopilar citas de escritores peninsulares (entre los que había tres ó cuatro académicos) que favorecían su lapsus plumæ. Recuerdo que pasaban de doscientas las citas, y presumo que á la fecha habrá aumentado la cifra. El criticado se proponía publicar un opúsculo sobre este tema. Si doctos é indoctos dicen y escriben desapercibido por inadvertido, paréceme que no ha de desplomarse sobre la Academia la bóveda celeste, por añadir esta acepción á la que consigna el Léxico. Aquí cabe lo de Pompeyo Gener sobre enriquecimiento del idioma con nuevas significaciones de las palabras. —Quizá llegue á pasar con este adjetivo lo que con el verbo verificar, al que la Academia, en el último Diccionario, le da las acepciones de efectuar, realizar, acontecer, transigiendo con el uso generalizado.
- Desbarrancarse
- —Rodar por un barranco, lo que es distinto de despeñarse. Rara vez, en los barrancos de América, se encuentran peñas.
- Despapucho
- —Sandez, disparate, tontería.
- Destinatario, a
- —El doctor Thebussem que, como descendiente de un hermano del gran Cervantes, trae en la sangre condiciones de buen hablista, sostiene la conveniencia de admitir este vocablo tan usado en el tecnicismo postal y telegráfico.
- Desvestirse
- —Diga lo que quiera la Academia son acciones distintas las de desvestirse y desnudarse. El que se desnuda se despoja hasta de la ropa interior. Apropósito de este vocablo, el Sr. R. Monner Sanz ha publicado, en Buenos Aires, en 1895, un opúsculo titulado—Con motivo del verbo desvestirse.