310 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS
No lo creo. Yo tengo amigos y no siento celos cuando aman á otra mujer. La amistad es un sen- - timiento que nada tiene de los sentidos; el alma so!a recibe la impresión y el alma nada pierde de su precio entregándose á varios á la vez. Haced el paralelo con el amor y sentiréis la diferencia entre un amigo y un amante ; confesaréis que en el fondo soy un poco más razonable de lo que habíais creído al principio, y que bien puede ocurrir que tengáis un alma tan terrestre como la de muchos á quienes ha- béis acusado de poco delicados. No quiero hacer el proceso de los hombres nada más; soy franca y creo que si las mujeres fueran sinceras, reconocerían que no son más delicadas que vosotros. Si ellas no pen- sasen más que en los placeres del alma, si no esperasen agradal imás que por el espíritu y el buen carácter, ¿dedicarían á agradar por los encantos corporales? ¿Qué hace al alma un bello cutis, una cintura ele- gante, un brazo bien formado? ¡Cuántas contra- dicciones entre sus verdaderos sentimientos y los que ostentan ! Miradlas y os persuadiréis de que su único propósito es el de hacerse valer por los encantos sensibles, porque á los demás no les conceden importancia. Escuchadlas, y o0s parecerá que la belleza de su cuerpo no les importa gran cosa. Pero yo quiero disipar vuestro error en este respecto, á pesar de que ellas no tardarán en desengañaros y os inspirarán sentimientos opuestos por completo á los que hoy abrigáis. ,
Debo ir esta noche á casa de Mile, de Raymond para oir á los dos Camus y á Itier, que nos darán un con- cierto; alli estarán también Mnmss, de la Sabliére, de Salins y de Monsoreau con Mle, de Tiennes. ¿Fal- taréis á una reunión asi?
