CARTA XV
En verdad, marqués, que no comprendo cómo podéis soportar el tono serio que empleo á veces para escribircs. Parece que cs mi propósito arrebataros las ilusiones agradables para sustituirlas con mortifi- canies verdades. Sin embargo, es necesario que yo prescinda de la manía de decir cosas desagradables. Comprendo que son más á propósito para agradar las mentiras halagúeñas que las frases excesivamente razonadas : pero mi carácter es como es, bien á pesar mío. Hoy siento en mí un acceso de filosofía y es pre- ciso que os resolváis á sufrir la granizada de moral que os preparo. En lo sucesivo os prometo más ale- gría. Y contesto á vuestra carta.
No cambiaré de modo de pensar aunque censuréis la opinión que acerca de mi sexo exponía en mi carta anterior. ¿Es culpa mía si la conducta de las mujeres me proporciona verdades desagradables que mostra- ros. Por otra parte, ¿no sabéis que una mujer es el ser que habla peor de las mujeres?
Quiero justificarme muy seriamente de los cargos que me hacéis. No soy envidiosa ni injusta. Si he hablado de mi sexo más que del vuestro, no ha sido
