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20 MESIORIAS SOBRE LA VIDA

Sabido es que en el corazón humano el dolor más vivo y más legítimo se gasta con el tiempo. Saint- Evremond y Marión de Lormes supieron aprove- char de la calma que recobraron los sentidos de su común amiga gradualmente. Desesperada de su re- solución, la bella de Lormes confiaba poco en sus esfuerzos; pero Saint-Evremond conocía demasiado el corazón de Ninón para imaginar que la triste vida que había abrazado, pudiera convenirle mucho tiempo. Ya era bastante haber conseguido verla y hablarle. Este primer paso hacia la amistad le res- pondía de los que aun le quedaban por dar. Y los das al fin la volvieron al mundo que ella había aban- donado por una especie de ligereza (decian ellos) de que en adelante no sería capaz.

El poco tiempo que había durado su retiro no había podido borrar de su corazón las impresiones de la voluptuosidad. Apenas volvió á ver este mundo encantador cuando se le despertaron todas, y no con- cibió cómo habían podido parecerle menos vivas durante algún tiempo. El amor entró pues, en su. alma; pero el amor sin tiranía, sin disturbios, y sin ese vano cotejo de que por deseo de excusar sus de- bilidades, lo hace seguir la mayoría de las mujeres (1).

El placer que,causó á sus amigos la vuelta de Ninón, está fuera de toda ponderación. Las mismas

Cirios encendidos y llevando escudos — Curas cantando sus fúnebres cantos, — Quiso ir en blancas tocas envuelta — Á servir una mesa modesta y sencilla.

ScarRÓN, Epistola á Sarrasin. (1) ¿Fué hecho el amor para ser durable? — Es el fuego de

un relámpago, — Un sueño encantador, frágil lazo,— Que no forma y rompe nada que sea razonable.

CHAULIEU, Epistola del abate Coyrtin,