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Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/50

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38 MEMORIAS SOBRE LA VIDA

penitenciario y la pérdida que acababa de tener con un hombre de una reputación tan alta. No me asombráis, dijo ella, pero no por eso he debido yo pareceros sospechosa. No os pregunto lo que habéis pensado; quizá me ofenderíais no engañándome : sin embargo, la diferencia de nuestros estados y nuestras reputaciones no decía nada contra mi.

La conducta de Ninón en esta coyuntura le hizo mucho honor sin duda por comparación con la que nabía seguido el piadoso eclesiástico. Rrtener un depósito es una cosa afrentosa; pero ¿puede decirse que es honorable devolverlo? ¿Ha de reconocerse la virtud en . cmejantes deberes?

Ninón hubo de asombrarse y hasta ofenderse de que la alabaran por semejante acción. No estaba ella hecha para parecerse á aquella mujer galante de Roma, llamada Octacilia, á quien Vilellius Varro, su amante enfermo de muerte, había dejado á título de deuda ficticia una suma pagable por sus here- deros y que ella exigió al propio Vitelio cuando lo vió sano, sirviéndose de la confesión que él había hecho de haberla recibido en préstamo (1). Simphronia, la gracia y la musa de su siglo, negó públicamente en justicia depósitos que le habían sido confiados (2); pero estas bajezas de corazón no deshonraban á Ninón. La probidad más escrupulosa no podía pasar en ella por virtud; tan poco esfuerzo le costaba.

Uno de los amantes que sucedieron á aquel de que acabamos de hablar, volvió á ponerla en ese estado crítico que había dado lugar muchos años

(1) Aquilius Gallus, famoso jfurisconsulto, descubrió el fraude, y escribió un tratado sobre el dolo y la mala fe, que fué muy elogiado por Cicerón

(2) SalusLio.