DE NINÓN DE LENCLÓS 43
había sido un piadoso impostor. Acompañó su na- rración de reflexiones tan profundas, proyectó sobre esta clase de caracteres una luz tan natural y clara, que Moliére al dejarla dijo, con una modestia, tan rara hoy como su talento, que si su comedia no hubiera estado hecha, no la hubiera jamás empren- dido después de oir á Ninón, tan incapaz se creía de encontrar nada para la escena tan característico como el hipócrita de su amiga. También fué en una cena con ella y MMe, de la Sabliére donde se hizo la cómica recepción del Enfermo imaginario. Cada uno aportaba su frase : Despreaux mismo, que era uno de los convidados, no creyó deshonrar su ra- zón prestándose á la broma. Pero volvamos á las galanterías de Ninón, que no se han agotado.
Una de sus máximas favoritas era que convenía hacer provisión de víveres y no de placeres, y que éstos había que tomarlos al día. Asi no se la vió interrum- pir un tren de vida deliciosa que hacia su felicidad y la de los hombres bastantes dichosos para agra- darle. M. de Saucourt, famoso sobre todo por sú talento, que si no sirve siempre, nunca perjudica con las mujeres (1), pasó por estar bastante bien con ella. Pero su reputación poco común se lo hizo envidiar probablemente por tantas rivales, que no tuvo necesidad de su inconstancia ordinaria para dejar á un hombre á quien quizá esta vez hubiera querido retener.
La ligereza de su corazón aumentaba constante- mente con el amor al placer, y esto es bien natural.
(1) Contra ese fiero demonio — Nada?puede la mujer — Y 4 todas las tiene contentas; — ¡ Hasta á la suya! Benserade, por M. DE SAUCOURT,
representando un demonio.