Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/73

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

DE NINÓN DE LENCLÓS 63

irreligiosa de aquel rey de Aragón que deseaba haber formado parte del consejo de la divinidad en el momento de la creación. Entonces dijo ella que entre los consejos que hubiera dado á la divina Providencia no se hubiera olvidado de suplicar que en vez de colocarse las arrugas en donde aparecen cuando la vejez las llama, se colocaran en el sitio donde los dioses del paganismo habían ocultado el punto vulnerable de Aquiles. Verdad es que ella se quejó mucho menos que otras de los estragos que en la belleza causa el tiempo.

Por eso, dice Saint-Evremond, la naturaleza comienza á hacer ver que es posible no envejecer. Aunque llegó á la edad llamada comúnmente de la decrepitud, Ninón nunca se volvió fea; conservó todos sus dientes y casi todo el fuego de sus ojos y toda su historia se podía leer en ellos — según decían los que la conocieron en los últimos años de su vida.

La aventura de Noctámbulo ó del negrito que se apareció á Mile, de Lenclós cuando contaba veinte años para asegurarla una eterna belleza y la con- quista de todos los corazones, tenía más verosimi- litud que la necesaria para ser creída por todos los aficionados á lo maravilloso; hasta es posible que el abate Servien que había hecho correr esta historia cuando ella contaba sesenta y cinco años, encontró personas que le disputaron la invención de esa galantería.

Nada tan notable en aquella época- como la sociedad de Me. de Lenclós por la elección distin- guida de las personas que la componían. Mmes, de la Fayette y de la Sabliére, á la primera de las cuales ella comparaba con esas ricas campiñas tan fértiles en frutos y á la segunda con un lindo parterre esmal-