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64 MEMORIAS SOBRE LA VIDA

tado de flores que encantan la vista, se encontraban allí con el ilustre La Rochefoucauld que hasta su muerte honró á MU, de Lenclós con la más constante amistad y con la más cariñosa estimación. Mme, de Sevigné, Mme, de Griguan, Me, de Coulanges, Mme. de Torp, la duquesa de Bouillon, preferían su casa á todas las demás y nunca se cansaban de ver y oir á Ninón.

Los versos que sobre el restablecimiento de su salud hizo el abate Requicr-Desmarais, nos dicen el peligro que de perderla corrieron sus amigos (1); una enfermedad á su edad tenía que ser cruel y aunque p:reció que su restablecimiento cra com- pleto, la pérdida de una parte de sus fuerzas la hizo pensar en lo dulce que cs la vida después de haber estado á punto de verse privada de ella.

Las reuniones se verificaban en invierno, á las cinco de la tarde, en una habitación adornada con retratos de sus amigos más notablos, de sus mejores amigas y con cuadros de los mejores pintores. En el verano vivía en obra casa cuyas ventanas daban al « boulevard » y en la cual había un salón en que estaba pintada al fresco toda la historia de Psiché. Pero por mucho gusto que tuviera en hablar con sus amigos les había acostumbrado á retirarse á las nueve, hora en que Ninón gozaba del reposo de que tan necesitado estaba su temperamento debilitado


(1) Clusina, que en todo tiempo — Disfrutó del amor y de la estimación — De toda persona distinguida; — Que siempre con buen sentido — Supo en todas las edades — Hacer un uso justo — De los placeres de cada una; — Que en su trato encantador — Supo aliar amablemente — La charla agradable — Con la cortesía y la profundidad — Y á quien el cielo dotó de un espíritu recto y sabio — Clusina, gracias al cielo ha recobrado la salud.