AL MARQUÉS DE SÉVIGNÉ 8?
poco de vencer y ser vencido. Em vano gime la razón. No podéis comprender cómo semejante duen- decillo os subyuga tan tiránicamente. Todo os dice que el ídolo de vuestro corazón es un conjunto de caprichos y de locuras; pero es un niño mimado á quien no podéis dejar de amar. Los esfuerzos á que la reflexión os obliga para desataros no consiguen las más veces que apretar vuestra cadena; porque el amor no es nunca tan fuerte como cuando se le cree próximo á romperse en cl enardecimiento de una pelea. Vive en las tempestades; en el todo es convulsivo. ¿Se le quiere reducir á régimen? langui- dece y expira. En una palabra, he aquí lo que he que- rido decir : no toméis por querida á una mujer que sólo tenga cualidades sólidas; pero que á veces do- mine en ella el humor y haga callar á la razón : de otro modo no diré que tencdis amores sino que estáis casado. Es mi última palabra.
