parse. Si le eapturas y me lo entregas te daré una buena propina.
—Está bien, señor.
La banca se alejó. Elías volvió la cara y vió la silueta del centinela de pie junto á la orilla.
—Perderemos algunos minutos-dijo en voz baja;-debemos entrar en el río Beata para simular que soy de Peña Francia.
El pueblo dormía á la luz de la luna. OCrisóstomo se levantó, pues ya el centinela no lo podía ver, para admirar la paz de la Naturaleza. El río era estrecho y sus orillas estaban sembradas de zacate.
Elfas arrojó su carga en tierra, cogió una larga caña y sacó del fondo de la embarcación algunos vacíos bayones ó sacos hechos de hoja de palmera.
Siguieron navegando.
—Da modo que estáis devidido á quedaros en el país?-interrogó Elías reanudando la interrumpida con versación.
—¡Completamente decidido! ¡Quiero vengarme! Luego permanecieron silenciosos hasta llegar á Malapadna bató.
Ei carabinero de este lugar tenfa sueño, y, viendo que la banca estaba vacía y no ofrecía botín alguno que coger, dejóles pasar fácilmente.
El guardia civil de Pasig tampoco les puso ningún obstáculo.
Comenzaba á amanecer cuando llegaron al lago, terso y tranquilo como un gigantesco espejo. La luna palidecia y el Oriente se teñía con rosadas tintas. A cierta distancia columbraron una masa gris que avanzaba poco.
—¡Viene la falúa!-murmuró Elías lleno de sobresalto;-acostaos y os cubriré con estos sa- Cos.