Página:Novelas ejemplares - Tomo I (1919).pdf/150

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
150
 

los días, y el deseo de ver a Leonisa apretaba tanto a Ricardo, que no alcanzaba un punto de sosiego; mudóse Ricardo el nombre en el de Mario, porque no llegase el suyo a oídos de Leonisa antes que él la viese, y el verla era muy dificultoso a causa que los moros son en extremo celosos, y encubren de todos los hombres los rostros de sus mujeres, puesto que en mostrarse ellas a los cristianos no se les hace de mal, quizá debe de ser que por ser cautivos no los tienen por hombres cabales. Avino, pues, que un día la señora Halima vió a su esclavo Mario, y tan visto y tan mirado fué, que se le quedó grabado en el corazón y fijo en la memoria; y quizá poco contenta de los abrazos flojos de su anciano marido, con facilidad dió lugar a un mal deseo, y con la misma dió cuenta dél a Leonisa, a quien ya quería mucho por su agradable condición y proceder discreto, y tratábala con mucho respeto, por ser prenda del Gran Señor: díjole como el cadí había traído a casa un cautivo cristiano de tan gentil donaire y parecer, que a sus ojos no había visto más lindo hombre en toda su vida, y que decían que era chilibí, que quiere decir caballero, y de la misma tierra de Mahamut su renegado, y que no sabía cómo darle a entender su voluntad, sin que el cristiano la tuviese en poco por habérsela declarado: preguntóle Leonisa cómo se llamaba el cautivo, y díjole Halima que se llamaba Mario; a lo cual replicó Leonisa:

—Si él fuera caballero y del lugar que dioen,