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gera que se pueda mover y llevar donde quisieren llevarla? O estarle ha bien al varón honrado y verdadero fingir en cosas de tanto peso? Si a ti te parece que alguna destas cosas se debe o puede hacer, haz lo que más gustares, pues eres señora de mi voluntad; mas ya sé que también me engañas en esto, pues jamás la has conocido, y así no sabes lo que has de hacer della; pero a trueco que no digas que en la primera cosa que me mandaste dejaste de ser obedecida, yo perderé del derecho que debo a ser quien soy, y satisfaré tu deseo y el de Halima fingidamente como dices, si es que se ha de granjear con esto el bien de verte; y así finge tú las respuestas a tu gusto, que desde aquí las firma y confirma mi fingida voluntad; y en pago desto que por ti hago, que es lo más que a mi parecer podré hacer, aunque de nuevo te dé el alma que tantas veces te he dado, te ruego que brevemente me digas cómo escapaste de las manos de los cosarios, y cómo veniste a las del judío que te vendió.

—Más espacio—respondió Leonisa—pide el cuento de mis desgracias; pero con todo eso te quiero satisfacer en algo: sabrás, pues, que a cabo de un día que nos apartamos, volvió el bajel de Yzuf con un recio viento a la misma isla de la Pantanalea, donde también vimos a vuestra galeota; pero la nuestra, sin poderlo remediar, embistió en las peñas; viendo, pues, mi amo tan a los ojos su perdición, vació con gran presteza dos barriles que estaban llenos de agua, tapólos muy bien, y atólos