Página:Novelas ejemplares - Tomo I (1919).pdf/160

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
160
 

nor en tus manos, bien puedes creer dél que le tengo con la entereza y verdad que podían poner en duda tantos caminos como he andado y tantos combates como he sufrido; el hablarnos será fácil, y a mí será de grandísimo gusto el hacello, con presupuesto que jamás me has de tratar cosa que a tu declarada pretensión pertenezca, que en la hora que tal hicieres, en la misma me despediré de verte, porque no quiero que pienses que es de tan pocos quilates mi valor, que ha de hacer con él la cautividad lo que la libertad no pudo; como el oro tengo de ser con el favor del cielo, que mientras más se acrisola, queda con más pureza / más limpio; conténtate con que he dicho que no me dará, como solía, fastidio tu vista; porque te hago saber, Ricardo, que siempre te tuve por desabrido y arrogante, y que presumías de ti algo más de lo que debías; confieso también que me engañaba, y que podría ser que hacer ahora la experiencia me pusiese la verdad delante de los ojos el desengaño, y estando desengañada, fuese con ser honesta más humana; vete.con Dios, que temo no nos haya escuchado Halima, la cual entiende algo de la lengua cristiana, o a lo menos de aquella mezcla de lenguas que se usa, con que todos nos entendemos.

—Dices muy bien, señora—respondió Ricardo—, y agradézcote infinito el desengaño que me has dado, que le estimo en tanto como la merced que me haces en dejarme verte, y como tú dices, quizá la experiencia te dará a entender cuán llana es mi