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► 166 había de ser con algunos días de enfermedad: él ro quisiera sino decir que había muerto de repente, y acabar presto con todo, y despachar a su mujer, y aplacar el fuego que las entrañas poco a poco le iba consumiendo; pero, en efeto, hubo de condescender con el parecer de los dos.

Ya en esto había Halima declarado su intento a Mahamut y a Ricardo, y ellos estaban en ponerlo por obra al pasar de las cruces de Alejandría, o al entrar de los castillos de la Natolia; pero fué tanta la priesa que el cadí les daba, que se ofrecieron de hacerlo en la primera comodidad que se les ofreciese; y un día, al cabo de seis que navegaban y que ya le parecía al cadí que bastaba el fingimiento de la enfermedad de Leonisa, importunó a sus esclavos que otro día concluyesen con Halima, y la arrojasen al mar amortajada, diciendo ser la cautiva del Gran Señor. Amaneciendo, pues, el día en que según la intención de Mahamut y de Ricardo había de ser el cumplimiento de sus deseos, o el fin de sus días, descubrieron un bajel que a vela y remo les venía dando caza; temieron fuese de cosarios cristianos, de los cuales ni los unos ni los otros podían esperar buen suceso; porque de serlo, se temía ser los moros cautivos, y los cristianos, aunque quedasen con libertad, quedarían desnudos y robados; pero Mahamut y Ricardo con la libertad de Leonisa y de la de entrambos se contentaran: con todo esto que se intaginaban, temían la insolencia de la gente cosaria, pues jamás la que se da a tales ejer-