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primeras, las cuales oídas de los soldados de Hazán, y movidos de temor que los soldados de Ali les habían de quitar la presa, que ya ellos por suya tenían, determinaron de ponerlo todo en aventura; y comenzando uno y siguiéndole todos, dieron en los soldados de Alf con tanta priesa, rencor y brío, que en poco espacio los pararon tales, que aunque eran muchos más que ellos, los redujeron a número pequeño; pero los que quedaron, volviendo sobre sí, vengaron a sus compañeros, no dejando de los de Hazán apenas cuatro con vida, y éstos muy mal heridos. Estábanlos mirando Ricardo y Mahamut, que de cuando en cuando sacaban la cabeza por el escotillón de la cámara de popa, por ver en qué paraba aquella grande herrería que sonaba; y viendo como los turcos estaban casi todos muertos, y los vivos mal heridos, y cuán fácilmente se podía dar cabo de todos, llamó a Mahamut y a dos sobrinos de Halima que ella había hecho embarcar consigo para que ayudasen a levantar el bajel, y con ellos y con su padre, tomando alfanjes de los muertos, saltaron en crujía, y apellidando libertad, libertad, y ayudados de las buenas voyas, cristianos griegos, con facilidad y sin recebir herida los degollaron a todos, y pasando sobre la galeota de Alf, que sin defensa estaba, la rindieron y ganaron con cuanto en ella venía. De los que en el segundo encuentro murieron, fué de los primetos Ali bajá, que un turco en venganza del cadí le mató a cuchilladas: diéronse luego todos por