¡Qué de deseos mal logra!
¡Qué de temores aumenta!
¡Qué de preñados aborta!En esto, se llegó al templo del Fénix santo que en Roma fué abrasado, y quedó vivo en la fama y en la gloria.
A la imagen de la vida, a la del cielo Señora, a la que por ser humilde las estrellas pisa agora, a la Madre y Virgen junto, a la Hija y a la Esposa de Dios, hincada de hinojos, Margarita así razona:
—Lo que me has dado te doy, mano siempre dadivosa; que a do falta el favor tuyo, slempre la miseria sobra.
Las primicias de mis frutos te ofrezco, Virgen hermosa:
tales cuales son las mira, recibe, ampara y mejora.
A su padre te encomiendo, que, humano Atlante, se encorva al peso de tantos reinos y de climas tan remotas.
Sé que el corazón del Rey en las manos de Dios mora, y sé que puedes con Dios cuanto quieres piadosa.-