Página:Novelas y Cuentos de Edgar Allan Poe (1884).djvu/241

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
227
LA CARTA ROBADA

cía yo, sin embargo, como matemático y como poeta, y mis medidas fueron adaptadas á su capacidad, con referencia á las circunstancias de que estaba rodeado. Le conocía como un cortesano, y además como un intrigante. Un tal hombre, pensé, no dejaría de conocer los ordinarios medios de acción de la policía. No podía haber dejado de prever, y los sucesos han probado que no dejó de prever, los registros á que fué sujetado.

Debe haber esperado las secretas investigaciones de su casa. Sus frecuentes ausencias de ella, en la noche que eran celebradas por el Prefecto como cierta ayuda á sus éxitos, las miré unicamente como astucias para procurar oportunidad á la policía de hacer un completo registro, é imprimirle así lo más pronto posible la convicción á que G*** llegó al último, de que la carta no estaba en la casa. Comprendí también que todo el conjunto de pensamientos, que tendría alguna pena en detallar á Vd. ahora, relativo á los invariables principios de la policia en pesquisas de objetos ocultados, comprendí que todo ese conjunto de pensamientos pasaría necesariamente por la mente del Ministro. Eso le llevaría, de una manera inevitable, à despreciar todos los ordinarios escondrijos. No podía, reflexioné, ser tan débil que no viera que los más intrincados y más remotos secretos de su hotel, serían tan de fácil acceso como los rincones más comunes, á los ojos, á los exámenes, á las barrenas y á los microscopios del Preſecto. Vi, por fin, que sería impelido, como un asunto de lógica, á la simplicidad, si no era deliberadamente inducido á aceptarla como un asunto de elección. Recordará Vd. quizá con cuánta gana se rió el Prefecto, cuando sugerí en nuestra primera entrevista que era