Página:Novelas y Cuentos de Edgar Allan Poe (1884).djvu/331

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
317
EL TONEL DE AMONTILLADO

— ¡Amontillado!

— Y quiero salir de ellas.

— ¡Amontillado!

— Puesto que Vd. parece que está invitado en alguna parte, voy á buscar á Lucchesi. Si alguien tiene sentido critico, es él, y me dirá...

— Lucchesi es incapaz de distinguir el amontillado del jerez.

— Y sin embargo hay imbéciles que sostienen que tiene tanto gusto como Vd.

— ¡Ea, vamos!

— ¿Adónde?

— Á su bodega de Vd.

— Amigo mio, no; no quiero abusar de su amabilidad. Veo que está Vd. invitado. Lucchesi....

— No estoy invitado en ninguna parte; — ¡vamos andando!

— Amigo mío, no; no es cuestión ya de la invita­ción sino del frío cruel que veo siente Vd. Las bodegas están insoportablemente húmedas, como que están cu­biertas de nitro.

— ¡No importa, vamos! El frío no me hace nada. ¡Amontillado! Le han engañado ·á Vd. — Y en cuanto a Lucchesi es inéapaz de distinguir el jerez del amon­tillado.

Así hablando, Fortunato se apoderó de mi brazo. Yo me puse un antifaz de seda negro y envolviéndome cuidadosamente en mi capa, me dejé llevar hasta mi palacio.

No había criados en la casa; se habían escondido para banquetear en honor de la fiesta. Yo les había di­cho que no volvería hasta por la mañana, y les habia