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VINDICACIÓN
solicitó y yo le acepté como esposo, sabiendo que me proporcionaría lo que me faltaba -riqueza y esplendor- estuvo á punto de asesinarme-tan grande era su pena ...
Hasta hoy he amado mucho en este mundo, y solo de una cosa me arrepiento de no haber tenido valor antes de ahora para repetir á los que pretenden ultrajarme, echándome en cara mis faltas, aquella frase de Arturo, tan exacta y tan justa de no haberles dicho con voz bien a la sin falsos pudores:
- Vosotros, que no me echáis en cara la acción de dar mi espíritu, todo mi espíritu, aún á aquellos hombres á quienes ódio ¿por que me enrostráis la de darme entera á aquellos á quiénes amo?...
Que conteste aquel que se crea con fuerzas para ello.
Yo creo haber obrado siempre recta-