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Página:Obras completas de Platón - Tomo I (1871).djvu/133

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dad les condena. Con respecto á mí, me atengo á mi castigo, y ellos se atendrán al suyo. En efecto, quizá las cosas han debido pasar así, y en mi opinion no han podido pasar de mejor modo.

¡Oh vosotros! que me habeis condenado á muerte, quiero predeciros lo que os sucederá, porque me veo en aquellos momentos, cuando la muerte se aproxima, en que los hombres son capaces de profetizar el porvenir. Os lo anuncio, vosotros que me haceis morir, vuestro castigo no tardará, cuando yo haya muerto, y será ¡por Júpiter! más cruel que el que me imponeis. En deshaceros de mí, sólo habeis intentado descargaros del importuno peso de dar cuenta de vuestra vida, pero os sucederá todo lo contrario; yo os lo predigo.

Se levantará contra vosotros y os reprenderá un gran número de personas, que han estado contenidas por mi presencia, aunque vosotros no lo apercibiais; pero despues de mi muerte serán tanto más importunos y difíciles de contener, cuanto que son más jóvenes; y más os irritareis vosotros, porque si creeis que basta matar á unos para impedir que otros os echen en cara que vivís mal, os engañais. Esta manera de libertarse de sus censores ni es decente, ni posible. La que es á la vez muy decente y muy fácil es, no cerrar la boca á los hombres, sino hacerse mejor. Lo dicho basta para los que me han condenado, y los entrego á sus propios remordimientos.

Con respecto á los que me habeis absuelto con vuestros votos, atenienses, conversaré con vosotros con el mayor gusto, mientras que los Once estén ocupados, y no se me conduzca al sitio donde deba morir. Concededme, os suplico, un momento de atencion, porque nada impide que conversemos juntos, puesto que da tiempo. Quiero deciros, como amigos, una cosa que acaba de sucederme, y explicaros lo que significa. Sí, jueces mios, (y llamándoos así no me engaño en el nombre) me