¿De dónde sacas esa conjetura?
Voy á decírtelo: yo no debo morir hasta el dia siguiente de la vuelta de ese buque.
Por lo menos es eso lo que dicen aquellos de quienes depende la ejecucion.
El buque no llegará hoy, slno mañana, como lo deduzco de un sueño que he tenido esta noche, no hace un momento; y es una fortuna, á mi parecer, que no me hayas despertado.
¿Cuál es ese sueño?
Me ha parecido ver cerca de mí una mujer hermosa y bien formada, vestida de blanco, que me llamaba y me decia: Sócrates:
Dentro de tres dias estarás en la fértil Phtîa.
¡Extraño sueño, Sócrates!
Es muy significativo, Criton.
Demasiado sin duda, pero por esta vez, Sócrates, sigue mis consejos, sálvate. Porque en cuanto á mí si mueres, además de verme privado para siempre de tí, de un amigo de cuya pérdida nadie podrá consolarme, témome que muchas gentes, que no nos conocen bien ni á tí ni á mí, crean que pudiendo salvarte á costa de mis bienes de fortuna, te he abandonado. ¿Y hay cosa más indigna que adquirir la reputacion de querer más su dinero que sus amigos? Porque el pueblo jamás podrá persuadirse de que