creer que hago un verdadero servicio á mi país, contribuyendo, con lo poco que puedo, á que arraiguen en él los buenos principios, me han llevado á un trabajo muy superior á mis débiles fuerzas. Pasar á una lengua viva lo que hace veinticuatro siglos se ha escrito, no en el lenguaje sencillo de la ciencia, que presenta siempre cierta homogeneidad en todas las lenguas, como se advierte en las obras de Aristóteles, sino en forma de diálogos, con todas las galas del buen decir y con todas las especialidades y modismos que lleva consigo un lenguaje que se supone hablado y no escrito, es una dificultad inmensa y en ocasiones insuperable.
He tomado como base para mi trabajo la traduccion en latin de Marsilio Ficin, que con el original griego publicó lo Sociedad Bipontina en la ciudad de Dos-puentes, en Alemania, en el año de 1781, en doce tomos; el último de los cuales es un juicio crítico del historiador de la filosofía Diet. Tiedemann; he consultado en los casos dudosos la magnífica traduccion de Cousin, y la de Chauvet y Saisset, tomando de esta última las noticias biográficas, la clasificacion de los diálogos, como ménos defectuosa, los resúmenes y algunas notas.
Réstanos sólo decir, por qué nos hemos abstenido de entrar en la crítica de la doctrina de Platon, limitando esta introduccion á explicar el móvil que nos impulsa á publicar la Biblioteca Filosófica y la razon que hemos tenido para comenzar por las obras de aquel filósofo. Deseando asociar à la patriótica empresa que emprendemos las personas que en nuestro país han consagrado, más ó ménos, su actividad al cultivo de los estudios filosóficos,