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injusto, sobre los cuales no está de acuerdo consigo mismo. Luego Alcibiades, que no sabe lo que es justo, no puede aprenderlo de los atenienses.

Convencido de ignorancia sobre este punto, no es más afortunado cuando pretende aconsejar á los atenienses que hagan lo que es útil. Sócrates podria probarle, valiéndose del mismo razonamiento, que no conoce mejor lo útil que lo justo, pero prefiere tomar otro camino. Valiéndose de una serie un tanto pesada de deducciones, sienta que lo que es justo es honesto, que todo lo que es honesto es bueno, que todo lo que es bueno es útil; deduciendo de aqui la consecuencia de que lo justo y lo útil son una sola y misma cosa, y que no conociendo Alcibiades lo justo, ignora por la misma razon lo útil. De aquí se deduce que Alcibiades es perfectamente incapaz de dar consejos sobre los negocios públicos, y que carece de toda preparacion para la política. ¿De dónde nace esta incapacidad? De que quiere hablar de cosas que no conoce. Si quiere gobernar á los demás, tiene que comenzar por instruirse él mismo, y el medio de instruirse es perfeccionarse, es atender primero á su persona. Esta es la conclusion de la primera parte.

La segunda comienza por esta pregunta: ¿cómo se atiende primero á su persona? Sócrates multiplica las pruebas y las más ingeniosas analogías, para demostrar á Alcibiades que el arte de atender á su persona tiene por principio el conocimiento de sí mismo. El hombre no puede perfeccionarse, es decir, hacerse mejor que es, si ignora lo que es; ni desenvolver su naturaleza ántes de saber cuál es su naturaleza. De aquí este precepto célebre, que resume en cierta manera toda la enseñanza filosófica de Sócrates: Conócete á tí mismo.

¿Pero qué es lo que constituye el yo, lo que constituye la persona humana? ¿es la reunion material de los miembros y de los órganos de su cuerpo, que son cosas que