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Página:Obras completas de Platón - Tomo V (1871).djvu/328

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»Creo que queda bastante probada la delicadeza de Ate, diciendo que no se apoya sobre lo que es duro, sino sobre lo que es suave. Me serviré de una prueba análoga para demostrar cuán delicado es el Amor. No marcha sobre la tierra, ni tampoco sobre las cabezas, que por otra parte no presentan un punto de apoyo muy suave, sino que marcha y descansa sobre las cosas más tiernas, porque es en los corazones y en las almas de los dioses y de los hombres donde fija su morada. Pero no en todas las almas, porque se aleja de los corazones duros, y sólo descansa en los corazones delicados. Y como nunca toca con el pié ni con ninguna otra parte de su cuerpo sino en lo más delicado de los séres más delicados, necesariamente ha de ser él de una delicadeza extremada; y es, por consiguiente, el más jóven y el más delicado de los dioses. Además es de una esencia sutil; porque no podria extenderse en todas direcciones, ni insinuarse, desapercibido, en todas las almas, ni salir de ellas, si fuese de una sustancia sólida; y lo que obliga á reconocer en él una esencia sutil, es la gracia, que, segun comun opinion, distingue eminentemente al Amor; porque el amor y la fealdad están siempre en guerra. Como vive entre las flores, no se puede dudar de la frescura de su tez. Y, en efecto, el Amor jamás se detiene en lo que no tiene flores, ó que las tiene ya marchitas, ya sea un cuerpo ó un alma ó cualquiera otra cosa; pero donde encuentra flores y perfumes, allí fija su morada. Podrian presentarse otras muchas pruebas de la belleza de este dios, pero las dichas bastan. Hablemos de su virtud. La mayor ventaja del Amor es que no puede recibir ninguna ofensa de parte de los hombres ó de los dioses, y que ni dioses ni hombres pueden ser ofendidos por él, porque si sufre ó hace sufrir es sin coaccion, siendo la violencia incompatible con el amor. Solo de libre voluntad se somete uno al Amor, y á todo acuerdo, concluido voluntariamente, las leyes, reinas