Página:Obras completas del doctor D. Manuel Milá y Fontanals - III (1890).djvu/24

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rror que le inspiró siempre todo lo criminal; y por consejo de su amigo Cano Manuel, fiscal entonces del Consejo de España é Indias, solicito y obtuvo la entrada en el colegio de abogados de los Tribunales Superiores del Reino. A poco los franceses forzaron el paso de Despeñaperros é invadieron la Andalucía, y entonces, por encargo de D. José Costa, oficial de la Junta Central, acompañó á la Isla de León á la esposa de este amigo, que se trasladó por tierra á aquel punto con el presidente de dicha Junta. En cuanto se vió libre del compromiso, trató de embarcarse en Cádiz para Cataluña, pues ya consideraba á Napoleón dueño de toda la Península, mas al llegar á la ciudad, se le negó la entrada, al igual que á miles de personas de los pueblos del continente, que se refugiaban á aquellas nueva Asturias. Pudo afortunadamente defenderla el Duque de Alburquerque, llegando á la isla antes que el enemigo, y salvando á España, que acaso sucumbiera á no haber tenido buen éxito aquella operación militar.

Después de una noche pasada en un barquito valenciano, entró en Cádiz, donde ya aguardaban á Bofarull antiguos y nuevos amigos, y residió cuatro años en aquella famosa ciudad, donde se fué organizando el gobierno, y que se puso inconquistable. Allí abrió su bufete, que en poco tiempo se llenó de negocios: la congregación claustral benedictina Tarraconense le nombró su asesor; la Junta superior de observación y defensa del Principado de Cataluña le comisionó y autorizó para reclamar del gobierno los auxilios que necesitaba para sostener la justa causa que con tanto empeño sostenía, y el Conde de Altamira le nombró su abogado de cámara, señalándole, ultra de sus honorarios, una dotación de ochocientos ducados, que mandó se le continuase aun después que Bofarull se hubo establecido en Barcelona. El mismo gobierno se empeñó en favorecerle, pues habiendo vacado la alcaldía mayor de la Isla de León, entonces el destino mejor de España en la judicatura, le fué conferida en Real orden de 27