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(doa), es decir, de un semi-conocimiento, intermedio entre la ciencia y la ignorancia. Los séres sensibles están sujetos á una multitud de trasformaciones y en un flujo perpetuo; sólo encierran una débil sombra de esa verdad inmutable á que aspira la ciencia, y que sólo puede encontrarse en el estudio de lo general. Por otro lado, la mayor parte de las palabras contenidas en las ienguas, las palabras hombre, árbol, son nombres comunes, expresan una nocion comun al género que abraza muchos individuos. Conocer este género, conocer los hechos generales que dominan y explican los hechos particulares, tal debe ser el objeto de la ciencia y de la filosofia, porque es preciso elevarse de los individuos á las especies, de las especies á los géneros, es decir, á las ideas, á las cosas universales[1]. Las ideas, en tanto que se aplican á muchos séres, son universales, son la unidad en la pluralidad. Para completar la ciencia, es preciso ascender hasta la unidad, en la que vienen á reunirse todos los géneros. Este sentido es en el que dice Platon, que las ideas, esencia de todos los séres, tienen la unidad por esencia. Partiendo de estos datos, Platon reconoce como principios de los séres estas ideas generales, estas formas inmateriales, que no perecen con el individuo, y que se reproducen incesantemente en cada uno de los miembros de la especie. Independientemente de los seres sensibles existen las ideas, tipos eternos con los que Dios ha creado el mundo, y en este sentido causas de la existencia de los séres contingentes que sólo existen á causa de su participacion en ellas. Las ideas son los elementos de todos los séres; tienen por principio, bajo el punto de vista de la materia, lo grande y lo pequeño, ó como dice Aristóteles, la diada; y bajo el punto de vista de la esencia, la unidad; y bajo esta doble relacion las ideas son los números.

Platon parece haber considerado las ideas como la esencia de los seres sensibles; la diada, compuesta de lo grande y de lo pequeño, es su materia. Pero esta sustancia es perecedera, mientras que la sustancia de las ideas es una diada eterna.

Uno de los vicios de la teoría de las ideas, en opinion de Aristóteles, consiste en duplicar inútilmente el número de los séres en lugar de explicarlos. Decir que hay un tipo comun, una idea en la que los individuos participan, no es explicar su existencia. Otro defecto no ménos grave consiste en admitir ligeramente que hay ideas, sin apoyar esta hipótesis en ningun argumento sólido, sin explicar las contradicciones que resultan necesariamente de un sistema semejante. ¿En virtud de qué existen las ideas? ¿En concepto de esencia de los séres? Esto es imposible, puesto que están separadas de ellos; no se encuentran en los objetos que participan de ellas. ¿Las ideas son causas de movimiento? Tampoco, porque no se nos dice cuál sea la relacion que une las ideas con los séres sensibles. Pretender que estos últimos participen de las ideas, es emplear una expresion vaga que nada


  1. Véase el Filebo.