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Página:Obras de Aristóteles - Tomo X.djvu/50

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infinito. Se sube de causa en causa, del hombre á lo que le hace vivir, despues á las leyes de su existencia, de aquí á los movimientos generales del mundo, luego á las causas diversas de estos movimientos, y por último á la causa primera y absoluta, al motor inmóvil.

La produccion, ó si se quiere, la creacion por el pensamiento, nos hace tocar, por decirlo así, á la divinidad. Es en nosotros el resultado de una potencia natural, que la inteligencia puede modificar, que el trabajo desenvuelve y agranda, que hubiera podido dormir eternamente en nosotros, pero que no nos hemos dado á nosotros mismos. Esta produccion forma parte del hombre, y las causas del hombre son las causas de esta potencia. Por otra parte el objeto verdadero del estatuario, del poeta, del músico, es, no la realizacion de la figura en la piedra, del pensamiento en el poema, de la melodía en el canto lírico de una manera cualquiera, sino lo bello, y lo bello es el bien, es decir, Dios mismo.

Resta, sin embargo, una dificultad relativamente á los séres sensibles.

¿Cómo puede operarse el tránsito de lo blanco á lo negro? ¿Cómo puede convertirse el vino en vinagre? No es posible ninguna trasformacion, si lo que llega á ser o deviene no estuviera ya en el sér que deviene. La cuestion no es embarazosa para la escuela de Megara, que pretende, que todo está en acto, porque entonces nada cambía en la naturaleza; cada cosa es eternamente lo que debe ser, y no hay produccion. No es tampoco embarazosa para los que admiten la existencia simultánea de los contrarios; el mismo objeto es á la vez blanco y negro, vino y vinagre; no varía en su esencia por la produccion, lo que se hace ó deviene lo era ya; la única cosa que varía es la sensacion, es decir, el hombre y no el objeto; pero.pretender que los contrarios tienen una existencia simultánea, ó lo que es lo mismo, que todo está en acto, en una palabra, negar el movimiento, es ponerse en contradiccion con la evidencia, es echar á un lado la dificultad negándola, y no resolverla.

Aristóteles resuelve la cuestion de una manera mucho más racional, diciendo, que los contrarios existen ciertamente en los séres, pero en potencia y no en acto. Y así hay en el vino una materia primera, que en potencia es vino y vinagre, que puede hacerse sucesivamente lo uno y lo otro, pero no es lo uno y lo otro á la vez. Puede admitirse en el mismo concepto la existencia de un medio entre dos opuestos, medio por el que se opera el tránsito entre los dos extremos; entre lo blanco y lo negro está lo encarnado, que no es lo uno y lo otro, absolutamente hablando, pero que participa de ambos, y que sirve de medio para ir de lo blanco á lo negro. En igual forma entre el vino y el vinagre hay un intermedio, que participa del uno y del otro, y por cuyo medio se opera el tránsito. No hay trasformacion inmediata del vino en vinagre: hay ántes una resolucion del objeto en sus elementos primeros, es decir, en una materia, que es el medio entre los dos extremos. En este sentido dice Aristóteles, que para ir de un extremo á otro es preciso pasar por un medio, y que este medio sólo existe entre los