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XIX
PRÓLOGO

de aquellos que ya empezaban á regocijarse con su huída.

Esto aconteció en la morada de los hermanos Becquer. Cuando ya habían conseguido, unificando sus esfuerzos, organizar modesta manera de vivir; cuando un porvenir artístico é independiente les sonreía; cuando el trabajo comenzaba á ser en aquella casa el sosiego del precavido y no la precipitación del destajista; cuando ya se podía retratar a un amigo por obsequio, y escribir una oda por entusiasmo, la muerte de Valeriano tiño de luto el alma de sus amigos y contaminó con su frío el corazón de Gustavo, siéndole tanto más sensible el golpe, cuanto más refractario era aquel espíritu ideal á la seca verdad del no ser.

Herida sin cura aquel alma fuerte, pronto había de destruirse la débil materia que, á duras penas, la había contenido. El 23 de Setiembre del año 70 dejó de existir Valeriano. El 22 de Diciembre del mismo año exhaló Gustavo su último suspiro.

¡Extraña enfermedad y extraña manera de morir fué aquella! Sin ningún síntoma preciso, lo que se diagnosticó pulmonía, convirtióse en hepatitis, tornándose á juicio de otros en pericarditis; y entre tanto el enfermo, con su cabeza siempre firme y con su ingénita bondad, seguía prestándose á todas las experiencias, aceptando todos los medicamentos y muriéndose poco poco.