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¡Es raro!.

fé algunas noches en la Iberia. Desde entonces dejé de hacer vida común con mi esposa, y me dediqué á viajar... Cuando estoy en Madrid, vivo con ella, pero como dos amigos; y todo esto sin violentarme, sin grandes emociones, sin sufrimientos extraordinarios. Después de este ligero bosquejo de mi carácter y de mi vida, ¡qué le he de decir á usted de esas explosiones fenomenales del sentimiento, sino que todo eso me parece raro, muy raro!

Cuando mi interlocutor acabó de hablar, la niña rubia y el joven que le hacía el amor, repasaban juntos un álbum de caricaturas de Gavarni. A los pocos momentos él mismo servía con una fruición deliciosa la tercera taza de té.

Al pensar que oyendo el desenlace de mi historia habían dicho, — ¡es raro! — exclamé yo para mi mismo... — ¡es natural!