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Gustavo A. Becquer.
villoso poema de piedra, en el cual se presentaba en primer término y rodeada de ángeles y monstruos, de Santos y de hijos de las tinieblas, la imagen de la desconocida dama, como Beatriz en la divina y terrible trilogía del genio florentino; pero también es verdad que, después de vislumbrar todo un mundo de misterios como iluminado por la breve luz de un relámpago, volvía á sumergirme en nuevas dudas y más profunda oscuridad. Entregado á estas ideas, pasaba días enteros.