de iglesia recepticia, el capítulo no cuenta con número fijo de canónigos, eligiendo sólo los que pueda mantener de sus rentas. En la actualidad, aunque pueden ser hasta doce, sólo existen seis. Así al prior como á los canónigos de este santuario, les distingue una particularidad de su traje. Sobre la ropa talar oscura llevan una cruz de terciopelo verde, en forma de espada, y al cuello una gran medalla de oro, ambas insignias de la orden militar de Roncesvalles, á que pertenecen, la cual tuvo mesnada y pendón, levantó tropas y se hizo cargo de la defensa del castillo de Seguín, histórica fortaleza que aún se mantenía en pie á fines del siglo XV.
Cuando después de haber examinado minuciosamente hasta los más oscuros rincones del templo, penetré en el Claustro, por entre cuyas derruidas arcadas sube serpenteando la hiedra hasta coronar con un festón de hojas las extrañas figuras de los capiteles, y cuyo anchuroso patio cubren las altas y silenciosas hierbas que ondean calladas al soplo de la brisa de la tarde, sentí que una emoción profunda, y hasta entonces desconocida, agitaba mi espíritu.
Por el fondo de la iglesia atravesaba en aquel momento uno de los religiosos con su luenga capa oscura, ornada con la histórica cruz verde. Sea prestigio de la imaginación, sea efecto del fantás