Un lienzo de dobles arcos ojivales, sostenido por los estribos de un vano de medio punto que parece haber formado parte de una galería interior del palacio, se ostenta aún con toda su elegante esbeltez hacia la parte de la torre llamada del homenaje; varios escudos esculpidos en berroqueña, algunos ricos fragmentos mutilados y esparcidos por el suelo, y restos de atauricado mudejar, pertenecientes sin duda á la ornamentación de las estancias, son mudos testimonios de la grandeza de esta magnífica obra y curiosos ejemplares del estado de las artes en la época á que se debe la fundación del castillo, que aún se conservaría en buen estado, si durante la última guerra civil, un célebre General no le hubiese entregado á las llamas.
Antes de volvernos á la población y después de haber arrojado una última y dolorosa mirada sobre los imponentes reatos del famoso castillo, nos dirigimos á Santa María la Real, iglesia que se encuentra en las inmediaciones de estas ruinas, y junto á la cual se observan aún ciertos huecos y escavaciones que recuerdan el gran proyecto de Don Carlos III el Noble. Este rey, según Mariana,