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LA NOCHE DE DIFUNTOS




La crepúsculo de un día de Otoño brumoso y triste, sucede la noche fría y oscura. Durante algunas horas, parece que se ha apagado el continuo hervidero de la población.

Unas cerca, otras lejos, éstas con un acento grave y compasado, aquéllas con una vibración aguda y temblorosa, las campanas voltean lanzando al aire sus notas de metal, que ya flotan y se confunden entre sí, ya se dilatan y se pierden para dejar lugar á una nueva lluvia de sonidos que se derrama continuamente de las anchas bocas de bronce, como de una fuente de armonías inagotable.

Dicen que la alegría es contagiosa; pero yo creo que la tristeza lo es mucho más. Hay espíritus melancólicos que logran sustraerse á la embriaguez